1.6.09

COMUNICACIÓN EXTREMA, EL CANCER SOCIAL

“El chisme, la murmuración y la calumnia” han hecho un gran daño a lo largo de la historia de la humanidad. El deterioro que produce en la persona misma que lo realiza y en segundo también a las relaciones interpersonales y sociales. Esto se trata de un derecho fundamental de todo ser humano para la convivencia entre sus iguales, ya que cualquiera que mienta al respecto de otra persona deforma la realidad o manipula los sentimientos de los demás (de quien le interesa) al final la consecuencia es que la convivencia social se hace imposible, y el ambiente hostil que se genera crea un caldo de cultivo de muchos vicios que deterioran profundamente, todos ellos derivados de la injusticia, lo cual mina la vida social y hace muy difícil el sano desarrollo de las personas que forman parte de una sociedad, afectando gravemente al clima organizacional o al bien común.

EL origen es básicamente el deseo de uno que pugna por lo que tiene el otro e inspira a las envidias mas coadyuvantes con el proceder nefasto de un ser arruinado por no alcanzar su ambición mas pura de dominio sobre otros, y que en su frustración solo le queda el recorrer el camino de la destrucción, a través del rumor, el chisme, el desprestigios de otros, el despotismo o arrogancia usando los disfraces mas sublimes de piel de cordero con cara de angel que esconde cola y colmillos de un ser repugnante. “Si no es mío no será de nadie”.

Los principales actos que violan este derecho son: (1)

En primer lugar, la murmuración, con la cual, alguien a quien no le compete, da juicios sobre conductas y personas.

En segundo lugar está la difamación que es la revelación injusta de defectos ocultos e infamantes de otro, que aunque sean ciertos no se tiene el derecho de sacar a la luz.

También está la calumnia que, a diferencia de los anteriores, es una mentira o un conjunto de mentiras. Se trata pues de una acusación falsa, hecha maliciosamente, para hacer daño. Consiste en atribuir, mintiendo, una mala acción a una persona inocente.

En este orden o grado de gravedad está la injuria que lesiona el honor. Se distingue de la murmuración, difamación y de la calumnia porque éstas recaen sobre la persona ausente, en cambio, en la injuria la persona afectada está presente.

Existen otros actos, que a diferencia de los anteriores, son internos, por ejemplo, el juicio y la sospecha temeraria, son la atribución (en el pensamiento) de una mala acción o de un defecto difamante, SIN haber motivo razonable para ello.

Otro caso que se añade a los anteriores es la complicidad o colaboración en el mal, En ésta, una persona o un grupo, colabora (n) en el mal, ¿cómo? cuando escuchan, admiten y propagan las difamaciones, calumnias, injurias, murmuraciones, etc., sin comprobarlas, rechazarlas o denunciarlas.

Quitar la buena fama de alguien es quitarle algo propio, (semejante a un robo), por lo cual hay estricta obligación de restituirla y, en lo posible, compensarle por la ofensa que se le ha hecho.
La restitución es un acto propio de la justicia conmutativa por el cual se devuelve a la otra persona la cosa que se ha retenido. Mientras no tiene lugar la devolución de la cosa ajena queda insatisfecha la ofensa, por la injusticia. La virtud aplastada está reclamando la devolución de la cosa una vez que ésta ha sido separada de su legítimo dueño. Es algo muy serio y muy delicado, ya que la justicia es clave para determinar el talante ético de una persona. A su vez, la satisfacción es la reparación que satisface los daños ocasionados. Por eso, una práctica muy saludable de un grupo de personas o de cualquier sociedad será el velar por los principios de coexistencia social, luchando por no cometer este tipo de injusticias, que deterioran -sobre todo a quien las comete- porque le perjudican profundamente, y una persona así -sino rectifica, restituye y repara- será difícil que pueda dar un aporte sano a una organización. Por lo cual, este principio derivado de la justicia debe ser reflexionado y cuidado con esmero.

Respuesta preventiva:

Finalmente la actitud de culpabilidad, de la excusa no solicitada... culpabilidad comprobada, es casi la respuesta generalizada de los oídos que no desean escuchar, el comentario ocioso de desvirtuar lo antes dicho con: “Esto ya lo sabemos”, esto es parte de la naturaleza humana, esto ya lo deberías saber... que en todos lados y por todos lados es el pan nuestro de cada día, así son las cosas y no las podremos cambiar, es parte de la vida. Sin embargo debe ser considerado ¡ASÍ!, hay que escuchar y hacer un examen de conciencia, aun cuando no se tenga la práctica de tal comunicación, mantiene al ser en forma e incorrompible, lejos de las masas que le puedan influenciar.



Referencia:

1) Genara Castillo Córdova. Universidad de Piura. Perú.







M:.M:. Lux Ferre


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